"Los pastores deben amar el orden, y deben disciplinarse a sí mismos, y entonces podrán disciplinar con éxito a la iglesia de Dios... Si la disciplina y el orden son necesarios para el éxito en el campo de batalla, tanto más necesarios son en la guerra en la cual estamos empeñados...
Los ángeles trabajan en forma armoniosa. Un orden perfecto caracteriza todos sus movimientos.
Cuanto más de cerca imitemos la armonía y el orden de la hueste angelical, más éxito tendrán los esfuerzos de estos agentes celestiales en nuestro favor. Los que tienen la unción de lo alto estimularán el orden, la disciplina y la unidad de acción y entonces los ángeles de Dios podrán cooperar con ellos. Pero nunca, nunca estos mensajeros celestiales respaldarán la irregularidad, la desorganización y el desorden...
Satanás sabe bien que el éxito puede acompañar únicamente al orden y la acción armoniosa... Es su firme propósito apartar a los profesos cristianos tanto como sea posible del orden del cielo; por lo tanto, engaña aun a los que profesan ser hijos de Dios y les hace creer que el orden y la disciplina son enemigos de la espiritualidad."
Consejos para la Iglesia, pág. 440-441
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